El karma nos proporciona lo que nos merecemos, dependiendo de nuestra forma de actuar. Si actuamos bien, el karma es positivo. Si actuamos mal, el karma es negativo. Cuando el karma es positivo, nos proporciona lo que realmente deseamos y nos aporta felicidad y alegría. Cuando el karma es negativo, nos proporciona lo que menos deseamos y nos aporta tristeza y lágrimas. ¿Cómo sabemos si actuamos bien o mal? Sólo hay que ver si la vida nos está dando lo que queremos o no. Si nos da lo que deseamos, es que actuamos bien. De lo contrario, debemos cambiar nuestra forma de actuar para evitar que el karma sea negativo. Y ahora, la vida me da lo que deseaba hace tiempo. Por eso sé que estoy actuando bien, y por ello el karma me recompensa positivamente.
(Con esto inauguro una nueva tendencia en mi blog: las microentradas. Entradas rápidas, breves y publicadas al instante de escribirlas. Tranquilos, seguiré escribiendo entradas corrientes.)
Los buenazos como tú se merecen siempre lo mejor.
ResponderEliminarMe alegro de que tus acciones te estén proporcionando lo que siempre has deseado. Y que siga así por mucho tiempo! ;)